"Hagamos una Iglesia tal y tan grande que los que la vieren labrada nos tomen por locos". 

La Catedral de Sevilla, ese monumento tan maravilloso y emblemático de la ciudad.

Aún recuerdo como si fuera ayer, los primeros días que viví en Sevilla. Cada noche, después de volver de la facultad iba a sentarme a los banquitos que hay en la Plaza Virgen de los Reyes a contemplar esta obra.  

Ahora, cada vez que paso por delante, no puedo dejar de mirarla y de asombrarme. Me sigue pareciendo tan maravillosa como aquella primera vez que la vi.